MANCHAS EN EL SILENCIO. CRISTINA LUCAS.

COMISARIO: GERARDO MOSQUERA.

Exposición número dos: artista Cristina Lucas.
En primer lugar habría que hablar sobre la sala en la que se encontraba la obra "Manchas en el silencio" de Cristina Lucas. Esta era la sala Alcalá 31, amplia, paredes blancas que trasmiten  paz y tranquilidad, siendo esto un oxímoron, ya que la exposición no llega a trasmitir nada de tranquilidad una vez se conoce el significado de las obras. Esta sala además tiene dos plantas, con una luminosidad increíble ambas dos. Nada más entrar te encuentras con un vídeo proyecto sobre el descubrimiento del vuelo por motor, en concreto el vídeo de Piper Prometeo. Aparece una avioneta en el cielo con una pancarta de la fórmula que permitió este logro. Al principio si que es verdad que se piensa en positivo, que parece algo bueno y que fue un avance para la sociedad, pero una vez vista la exposición completa se cambia de bastante de opinión.

Después de ver el vídeo se veían unas vitrinas en las que había unas telas de seda impresionantes y brillantes, pero que contaban tristeza, dolor y horror. En estas telas estaban bordadas todas las ciudades que había sido bombardeadas a causa del descubrimiento mencionado antes: el vuelo. Cristina Lucas es una artista que relaciona acontecimientos históricos con obras de arte. En este caso se pinta como una utopía el vuelo en el primer vídeo, pero en realidad lo que se consiguió en mayor parte por este logro fue horror, guerras, muertes, miedo... Los inventos son necesarios, pero depende del uso que se le de puede que un gran invento se convierta en una tragedia. Fue sorprendente la cantidad de ciudades que habían sido bombardeadas, en algunas telas no se podían distinguir los nombres de estas ya que estaban unas encima de otras. Impresiona y aterroriza.

En la planta baja también había otro vídeo, lo más impactante para mi de todo el conjunto. Este vídeo iba representando una a una las ciudad que habían sido bombardeadas, con un mapa en el que aparecía la fecha completa, y un punto negro donde había sido lanzada la bomba. Al principio puede pasar más desapercibida esta obra y pasar directamente a las telas o a los mecanismos de reloj (planta alta), pero si te sientas, y te paras a pensar en todas las ciudades que van apareciendo, de una en una, con la fecha exacta al lado, y te imaginas el horror y el miedo que se sufrió tantos días seguidos durante tantos años en diferentes partes del mundo, acabas razonando todo, y entendiendo la protesta que quiere hacer Cristina Lucas con esta obra: el ser humano es un monstruo.

Por último, en la planta de arriba estaban los mecanismos de reloj, cientos de ellos todos iguales colocados a la misma altura y con la misma distancia entre ellos (algo muy bonito y armónico para nuestros ojos), y cada uno con las agujas en una zona horaria diferente del mundo. Esta Parte de la obra no me impactó tanto, aunque tenía su punto en el sonido de todos los mecanismos a la vez, y uno más fuerte añadido por la artista en audio en altavoces. Este sonido penetra en tu cabeza y s te quedas un rato escuchándolo y viendo todos los mecanismos puede hacer que te sientas mal, incómodo, y más horrorizado. Al interpretar esta obra yo la entendí de dos maneras diferentes: este sonido repetitivo te puede llegar a llevar a la locura, esa locura de los seres humanos que son capaces de arrebatar la vida a miles de personas, sintiéndose superiores a ellos y pensando que pueden decidir sobre ellos. Otra interpretación podría ser que en cualquier parte del mundo, y a cualquier hora, esta ocurriendo una catástrofe, alguien está sufriendo, y la gente no lo conoce, no sabe de esta muerte o dolor, al igual que la mayoría de gente que ha ido a ver esta exposición no sabia que hace unos años, el hombre tomó la decisión de matar a gente inocente.

Algunas utopías y grandes descubrimientos pueden convertirse en horror (o ser distopías) dependiendo del uso que se le de, y de la locura del ser humano.